En la adolescencia de seguro estudiamos biología que posiblemente no recordemos aspectos importantes sobre como funcionamos o tal vez nunca nos explicaron detalladamente de manera fácil como percibimos el entorno.
Posiblemente hoy siendo un chico, joven o un adulto contemporáneo y realmente para ser honesto no es relevante la edad en este momento que estas leyendo este blog, porque deseo compartir contigo algo que a mis 45 años comienzo a comprender un poco mejor y consiente que “Nadie es dueño de la verdad”, coincido con una corriente de expertos quienes nos han compartido sus investigaciones y que personalmente puedo observar en mis sesiones de Coaching con mis clientes quienes me narran sus problemas y que en un gran porcentaje obedece a la manera en que construimos la vida en función a nuestra perspectiva y que a veces no es una verdad absoluta.
Puedes leer un artículo sobre: "Conoce la importancia de vivir en modo Ikigai".
Quiero iniciar confesando mi poca habilidad para la escritura y que los conectores gramaticales no es una fortaleza y por ello te comparto una historia de mi infancia, donde deseo que vivan mi sentir para ese momento.
Me parece que tenía como 12 años cuando estaba sentado en la sala viendo junto a mis tíos, primos un reportaje sobre el “Tren Bala” y recuerdo que me llamaba la atención que el tren no tocaba el riel durante el trayecto por lo veloz y su magnetismo que se suspendía sobre el riel para desplazarse y alcanzar los 550 Km/H; me preguntaba ¿cómo haría para las curvas para no salirse de la vía?; ¿cómo levantaba tanto peso? Y de seguro más preguntas que en este momento no recuerdo con claridad. Pero si tengo muy presente cuando le dije a uno de mis tíos: “Me quiero subir a ese tren?
La respuesta inconsciente de mi tío fue: “No sueñes, eso es en el otro lado del mundo, en Japón” y una leve sonrisa en su rostro que aún lo recuerdo como si hubiera sido ayer el momento. Lo cierto esta que lo vi normal porque la familia Acevedo (mi linaje) es de la clase trabajadora promedio, que pagaba sus gastos mensuales y poco podía hacer para darse algún gusto de viaje o algo adicional de lo presupuestado.

Pues lo cierto en el año 2009, estando en la oficina en Caracas realizando mi trabajo, me pongo a pensar que ya me sentía algo cansado de no disponer de dinero extra para algún gasto fuera de presupuesto. Recordé a un compañero que se llama Keny Ortiz Jaen (a quien respeto mucho), quien viajaba con frecuencia y se me ocurrió pregúntale ¿cómo la hacía?; ¿A dónde llegaba?; ¿Cuánto se necesitaba para invertir?; ¡Como se comunicaba? Y un sinfín de preguntas.
Keny aclaraba en la medida de sus posibilidades y en menos de 60 días me encontraba en un avión viajando por primera vez fuera de Venezuela y no un vuelo cercano, sino un vuelo que tenía que cruzar Europa y Asía. Llegando primero a Alemania como 11 horas de vuelo y luego para China con un vuelo de 12 horas aproximadamente. Mi viaje inicio un miércoles y llegaba a Shanghái el sábado en la mañana para regresar el domingo en horas del mediodía hacia mi país con escala en Alemania y destino final Caracas Venezuela.

¡Si! Es correcto, esa expresión en su rostro al haber pensado si se trataba de un viaje mayor de 15.000 Km, para una estadía de 1 día y algunas horas. El propósito del viaje era comprar mercancía para vender y con la ganancia poder planificar un segundo viaje y obtener utilidades que me serviría para usarlo en mis caprichos fuera del presupuesto familiar.
Mi Ingles es básico, no sé nada de los idiomas extranjeros como el alemán, mandarín y cualquier otro idioma que pudiera ser necesario en dicho viaje, no tenía experiencia en vuelos tan largos, estaba viajando solo, tenía el tiempo muy limitado y muchos a mi alrededor me decían que fuera precavido, que debería ir acompañado, que mejor escogiera un país más cercano, que me puede pasar algo durante el trayecto, que posiblemente me podía meter en problemas y cosas que ya no recuerdo, pero sí que a veces me sentía abrumado que llegue a decir a una persona muy cercana, “Ya está listo, compre el boleto aéreo, me voy y sé que tienes miedo, pero no me siembres tu miedo por favor”. Se que mi reacción fue en ese momento inconsciente, pero hoy en día considero que fue asertivo porque sus miedos al imaginarse en ese trayecto no deberían ser sembrado en mi mente.
Al llegar a Shanghái me di cuenta de muchas cosas, pero la que más me gusto fue que al salir del avión le pregunté a una señora asiática con el inglés básico por una dirección que me dio mi amigo Keny y entendí que estaba como a 2 horas para llegar a dicho destino. No se la razón que me llevo a validar la información con la señora y le pregusto ¿si las 2 horas era en carro? y me responde: “No, por avión”, me di cuenta de que estaba en la ciudad equivocada porque el destino recomendado por mi amigo era “Cantón” y no “Shanghái”, en vista de ello le explique mi propósito y me escribió en su idioma una dirección para ver si con eso me ayudaba.
Caminaba por un pasillo del aeropuerto hacia la salida y pensaba que debería hacer para remediar en esas pocas horas mi plan para poder cumplir la meta que era comprar mercancía para la venta. En eso me detuve para pensar algo en ese momento y al levantar mi mirada hacia mi derecha por alguna razón que no entendí pude ver una taquilla que decía en Ingles: “Magnetic Train” y al acércame un poco más pude ver de qué se trataba del Maglev que es el tren Magnético más rápido del mundo, que levita y que realmente no estaba en mi plan en ese momento mi estadía en el tren, pero sin dudarlo o más bien sin pensarlo me compre un boleto y entre al tren para abordarlo y vivir esa experiencia que de niño soñé y que se estaba haciendo realidad a mis 35 años sin haberlo planificado y realmente salí en la primera estación en que se detuvo con la sonrisa más grande que puedo recordar.

Al llegar a Caracas, me dispuse a llamar a mi tío y le pregunté "¿te recuerdas el programa especial del tren bala?" Me responde: "¡Si Claro! ¿Por Qué?" Y mi respuesta a su pregunta fue: "¡Porqué me subí a ese tren @#$@&!" De seguro no pudo comprender mi extraña reacción en ese momento, pero quiero confesar que me sentí en ese momento tan contento haber descubierto que a pesar de que mi sueño se encuentra al otro lado del mundo y que mi familia no contaba con el dinero suficiente fuera del presupuesto, logré hacer realidad un sueño y sin haberlo planeado pude alcanzarlo, la verdad sé que no tuve que haber respondido de manera grosera y puedo entender que mi reacción obedeció a que pudo haberme dolido que mi querido tío no me apoyo en su momento: Me pregunto hoy en día ¿Qué hubiera sido de ese viaje si lo planifico mejor?; ¿Cuál será los límites de nuestros sueños?
Como Coach acompaño procesos de crecimiento y se trabaja mucho en la manera en que se debe reprogramar nuestra mente para el logro del deseo, porque de niño esta figura de autoridad nos dijo sin ninguna malicia frases como:
“Hay que estudiar para ser alguien en la vida”; “No eres bueno en los estudios”; “No soy bueno en esto”; “A los 50 años nadie consigue empleo”; “El dinero no es bueno”; “El camino fácil no conduce a nada bueno”; “Quien se va a fijar en mí”; “Hay que hacer las cosas uno mismo para que salgan bien”; “Luchando en la vida”; “La vida no es fácil” o “No creas en los demás, pueden estar engañándote”.
Así como estas de seguro puedes hacer una lista con 50 frases más. Pero lo que deseo compartir en esta oportunidad es que si uno se permite que todo lo que nos dicen de niño o cualquier etapa de tu vida, sea una verdad absoluta para nosotros sin preguntar, investigar o validar si es una verdad o no; se quedarán en nuestro cerebro y cada vez que una creencia entendiendo que es el juicio que se tiene ante una situación bien sea porque se vivió en algún momento o porque una figura de autoridad no las repitió, de la opinión de esa persona se va afianzando en nuestra mente por la repetición, de esto se habla en la neuroplasticidad, que es la manera en que el cerebro se adapta continuamente y las interacciones con las neuronas que por repetición fortalecen esta adaptación y también a dichas creencia (juicio) por las repeticiones.
Recordemos a las clases de biología que dice que en el inconsciente esta nuestros valores, recuerdos implícitos (inconscientes o involuntarios) tales como escribir sin mirar el teclado de tu pc, porque ya de manera inconsciente sabes dónde colocar cada dedo para teclear la letra necesaria.
Estas repeticiones de creencias construyen en nuestro cerebro neuronas las cuales producen una proteína que permite fortalecer un camino neural que ya se construyó con la experiencia y que a medida que se repita se va fortaleciendo y el circuito neural se va profundizando y ampliando, pero si se deja de repetir se va debilitando y se puede decir que se va disolviendo dicho camino como si se podada para optimizar los recursos en nuestro cerebro.
Ejemplo: de niño me gustaba caminar por la casa en medias y mi mamá al verme me decía: “ponte zapatos”. En los primeros avisos no obedecí hasta que de pronto mi madre me pisaba los pies mientras decía “Za pa tos” y me dolía la pisada, tanto que saltaba para ir a buscar los zapatos antes de la segunda pisada.
Puede haber otro momento que mi mamá al verme nuevamente sin zapato venía silenciosamente para pisarme los pies nuevamente porque estaba caminando por la sala en medias y tal vez al verla acercase me disponía ir a buscar mis zapatos dando brincos por el trayecto para evitar ser pisado y corría al cuarto en búsqueda de mis zapatos protectores.
He tenido momentos que al ver a mi madre llegar a la sala y estaba caminando en plan de medias, decía de antemano “Ya se Zapatos” y me dirigía a buscarlo y de esta manera se evidenciaba que tenía grabado en mi mente un camino neural reforzado “que al caminar sin zapatos en la casa es igual a recibir una pisada en mis pies y eso me llevaba al enfado”, siendo común como adulto y estando en la casa donde ahora soy quien ocupa el lugar del adulto dentro del hogar, donde decido estar en plan de medias, pueda llegar mi pareja y al verme de esa manera me dice: “¿En medias?” y mi reacción es enojarme y responder: ¡estas igual que mi mamá! Esta reacción inconsciente de mi parte obedece al camino neural que está muy reforzado durante mi infancia por todas las repeticiones que tuve en mi casa cuando vivía con mi mamá y me pregunto hoy en día ¿Cuál es la creencia que se tiene con no se pueda caminar en medias en la casa?, me imagino que puede ser:
¿Nos podemos enfermar?
¿Será difícil lavar las medias?
¿Realmente quedará curtidas?
¿Nos podemos lastimar?
Se que la historia de mi viaje a China está incompleto, que estaremos leyendo en otras publicaciones fragmentos del viaje, pero me parece oportuno es que si me hubiera permitido creer que no podía subirme al tren por estar al otro lado del mundo, o porque la familia no tiene dinero, porque no somos del apellido X, porque tal vez no nos merecemos u otra creencia estaría aferrado a un juicio de una persona que no necesariamente signifique que en mi caso sea igual y por consecuencia hoy en día tal vez no conocería por lo menos los 7 países que he tenido la oportunidad de visitar o en creer que existen las “Posibilidades”, que contamos con “Las habilidades” y que somos “Merecedores” de disfrutar de la alegría al conquistar una meta planeada.
Recomendaciones:
1. Te invito a que haga una lista de tus creencias.
2. Identifica la creencia de la lista que está limitando el logro de tu meta.
3. Cuestiona un poco la fuente de la creencia.
4. Sustituya la creencia por una nueva que te gustaría conocer.
5. Construye la creencia de manera positiva.
6. Elabora una estrategia para mantener la disciplina en lo aprendido.
Sabemos que no controlamos los juicios de otras personas que se grabaron en nuestra mente y que repetidamente han sido reforzado en nuestra manera de percibir al entorno, pero sabemos que el cerebro se puede reprogramar como dice la neuroplasticidad.
Pedro Barrientos
Coach Ejecutivo.
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